sábado, 9 de mayo de 2015

Del Am@r

VI Domingo de Pascua

  
Amar es alegría. Amar es guardar sus mandamientos. Amar es ser amigo. Amar es escuchar y cumplir la palabra del Padre. Amar como Él nos ha amado. Amar...

Al amor, aunque lo parezca, no es cristiano, bueno también; el amor es humano y divino. Dios nos enseña a amar. Amor es la relación del Padre con el Hijo y del Hijo con el Padre; pero igual podríamos haberlo escrito con minúsculas y decirlo de cualquier relación humana sana.

Ama y haz lo que quieras, decía San Agustín (354-430), pero su frase dice mucho más: Ama y haz lo que quieras. Si callas, callarás con amor; si gritas, gritarás con amor; si corriges, corregirás con amor; si perdonas, perdonarás con amor. Si tienes el amor arraigado en ti, ninguna otra cosa sino amor serán tus frutos.

Vivir en el amor, vivir desde el amor, vivir amando y vivir dejándose amar. Todo en el amor, todo desde el amor. Y el amor, hasta el de Dios, es bi-direccional, o mejor, pluri-direccional. Y si hay amor en nuestra vida, los frutos sólo podrán ser amor.

Amar como Cristo nos ha amado, amar como el Padre amó a Cristo, amar sin medida, amar hasta perderse en el amado, amar hasta dar la vida.

Hoy oímos demasiadas veces la palabra amor, en canciones, en los medios de comunicación, hasta en la iglesia, pero a menudo ese amor está vacío, no es reflejo del amor que Dios nos tiene, por el que nos elige, por el que nos hace hijos, por el que nos debemos sentir predilectos, y escucha como en el Tabor: Este es mi Hijo amado, mi predilecto. (Mt 17, 5) la causa de alegría de quien nos rodea y en quien derramamos amor y de quien nos dejamos amar.

Una muñeca de sal recorrió miles de kilómetros de tierra firme, hasta que, por fin, llegó al mar. Quedó fascinada por aquella móvil y extraña masa, totalmente distinta de cuanto había visto hasta entonces. «¿Quién eres tú?», le preguntó al mar la muñeca de sal. Con una sonrisa, el mar le respondió: «Entra y compruébalo tú misma». Y la muñeca se metió en el mar. Pero, a medida que se adentraba en él, iba disolviéndose, hasta que apenas quedó nada de ella. Antes de que se disolviera el último pedazo, la muñeca exclamó asombrada: «¡Ahora ya sé quién soy!». Del libro El canto del pájaro, Anthony de Mello (1931-1987). Así es el amor, sólo se entiende cuando se vive; sólo de conoce cunado se es.

Pon amor donde no hay amor, y sacarás amor. San Juan de la Cruz (1542-1591)

Fr. J.L.

Hechos de los Apóstoles 10, 25. 34-35. 44-48.
Sal 97, 1. 2-3a. 3cd-4   R/. El Señor revela a las naciones su salvación
Primera carta del apóstol san Juan 4, 7-10
Juan 15, 9-17

 
Mural situado en el Oratorio de la hospedería del Monasterio de San Pedro de Cardeña


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