viernes, 26 de junio de 2015

Los mimos robados de Dios

XIII Domingo del Tiempo Ordinario (B)


Entre el Vio Dios que todo era bueno del Libro de Génesis (1, 31) pasando por el todo lo ha hecho bien (Marcos 7, 37) hasta el Hago nuevas todas las cosas del Apocalipsis (21, 5) queda enmarcada toda la obra de Dios.

Por que crear es crecer y es dar vida y esa es la obra de Dios en el mundo y para con nosotros. Y si es obra de Dios ha de ser bueno, y bello, y poderoso, y plural.

En nuestra misión creadora o "usadora" de lo creado por Dios todo debe estar orientado al bien, a dar vida, a compartir vida. Dios todo lo creó para que subsistiera; las criaturas del mundo son saludables..., ni el abismo impera en la tierra. Porque la justicia es inmortal. (1ª lectura) Nuestras vidas no son nuestras; nuestros dones no son nuestros; nosotros no somos nuestros. Tampoco nuestra pobreza o necesidad es propia. Ya sabéis lo generoso que fue nuestro Señor Jesucristo: siendo rico, se hizo pobre por vosotros para enriqueceros con su pobreza. (2ª lectura) Si todo es recibido y todo es don no se puede retener en uno mismo. Dios es muy grande, sus dones son muy grandes para ser personales e intransferibles. El agua que se retiene se estanca y corrompe, si el agua corre lleva vida allá donde llegue. Así pasa con los dones de Dios, si los retenemos los perdemos.

El Evangelio nos habla de fe y misericordia. Quien pide un milagro se agarra a la fe como a un clavo ardiendo. Jairo, un jefe de la Sinagoga, alguien que hoy diríamos trata habitualmente temas espirituales, pide -con insistencia y angustia- por su hija: está en las últimas. De camino una mujer le roba a Jesús el milagro de su curación, padecía flujos de sangre desde hacía doce años... Oyó hablar de Jesús y,... le tocó el manto, pensando que con sólo tocarle el vestido, curaría. Inmediatamente... notó que su cuerpo estaba curado. Jesús, una vez más desconcierta a sus discípulos con una pregunta para todos absurda: ¿Quién me ha tocado el manto?... Te apretuja la gente y preguntas: ¿quién me ha tocado? La mujer se acercó asustada y temblorosa, al comprender lo que había pasado, se le echó a los pies y le confesó todo. Él le dijo: «Hija, tu fe te ha curado. Vete en paz y con salud.»
Basta que tengas fe... Talitha qumi (que significa: contigo hablo, niña, levántate). La niña se puso en pie inmediatamente y echó a andar –tenía doce años–.

Dos milagros que en principio no tienen nada que ver salvo la fe que los mueve, la compasión de Cristo por los necesitados, la vida que genera de Dios, el dato de los 12 años -que la mujer llevaba enferma y que tenía la niña- y el hecho de que sean dos mujeres las beneficiarias.

Dios da gratis. Dios mima a quien se le acerca. Dios derrama misericordia.

Fr. J.L.

Segundo libro de las Crónicas 36, 14-16. 19-23
Salmo 136, 1-2. 3. 4. 5. 6        R/. Que se me pegue la lengua al paladar si no me acuerdo de ti
Efesios 2, 4-10
Juan 3, 14-21

La resurrección de la hija de Jairo. 
Johann Friedrich Overbeck (1789-1869)

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